AND THIS IS WHERE THE COWBOY RIDES AWAY 

AND THIS IS WHERE THE COWBOY RIDES AWAY  1
AND THIS IS WHERE THE COWBOY RIDES AWAY  2

And this is where 

the cowboy rides away. 

(canción popular)  

Obligado a la distancia, si un rato hay que irme  de ella, si hay el mutuo amor, sé, las persona que me extraña se me vuelve un gran consuelo doquiera que yo ando. Y si me recuerda, y me piensa, el alma florece y cobra fortaleza al sentirse amada allá, donde colmo de alguna chica los buenos sentimientos. Extrañar a alguien es así, ese modo humano de tener a alguien consigo aunque no esté presente. 

Y entonces, todo es como si la armonía de la naturaleza que rodea  existiera para adornar  la luz del sentimiento. Como si el viejo  arroyo riera a medio día, acompasando  el trino de las alegres aves. O a la noche, que no es de temer, acabada la jornada, y con leña seca, prendiendo una lumbre, y en silencio, todo cobrara el sentido de un inmenso amor.

Abrazado total de aquella oscuridad, fijando la mirada a la nada, ido de la mente, en ella, extrañándola, me pongo a pensarla. – ¡Mañana apuraré la labor! – me digo, – eso me dará un día más allá afuera. No aguanto uno más sin verla- . Y extrañando, a solas y en silencio, canteo el sombrero a medio rostro, recostado en la montura, para asumir la noche y encender el sueño. Yo sé que ella me ama, y eso colma mi determinación. -Caballo, buenas noches-. 

Sin embargo, al verla, la  he encontrado distinta. No se extraña igual aquí, entre las luces neón, que allá, en mi monte contando estrellas. Me ha dicho que hay ya otro alguien, uno que ha sabido estar, y le da, aquello que yo solo presumo sentir en mis canciones. Hay algo, mientras me lo dice, que se mezcla tristemente con el espacio. Siento un vacío abismal en el estómago, y en el pecho, como que se raja y desgarra algo por dentro, tal cual, como si a un palo de Ceiba enorme lo partiera un rayo. 

No he sabido decir nada, pero me quedo a mil preguntas. El adiós último es el más difícil de decir, y, asimilando la intempestiva soledad, pensando en todo lo que pude y debí haber hecho, monto, giro el cuaco, y digo adiós “this is where the cowboy rides away” como dice la canción. 

Y allá, a donde regreso y hace tanta soledad ¿qué haré con esto que pasa dentro de mi? ¿Cómo se cura? ¡Siento la necesidad de un gran consuelo!  ¿Qué irá a ser de aquél arroyo para en llegando yo se lo diga? ¿Cómo detendré su caudal de llanto? ¿Cómo cambiará todo por allá, apagado el sol del sentimiento que nos iluminaba? Ahora, que ya no tengo una muchacha a la cual como un pájaro vaya a ver con su sonrisa en flor.

¡Ah! y cómo cobra todo un nuevo sentido ante el ido y muerto amor, ante la desdicha de, que ya no hay quien, estando lejos, te extrañe o te piense:  las cercas, las laderas, el pasto, los altos árboles y el brillo del sol. Cómo, toda la armonía de la natura brillaba como un derredor regalo para mi alma a ella ida y conectada. Sólo queda el  harto trabajo por hacer en la tierra y en el alma. Sí, se asoman algunas nubes ya cargadas, y aquí, en mi forma de llorar, ya está lloviendo a versos. 

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