Vi el universo de la poesía,
ya estaba ahí
de aquella vez
cuando niño
bajo aquellas blancas nubes.
En colores y sin niebla,
tropical y acayuqueña
la inadecuada naturaleza
contrastaba con
el espíritu de flor azul mío.
Yo estaba bajo un árbol:
cobijado instante de un almendro,
a intemperie de universo
a cantar la herida destinado
del existir mediante versos.
Y en aquella infante urna de mi alma
depositaron musas sus palabras.
Y no sabía de aquél entonces
que ahora éstas palabras
llamarse deben la poesía.
