CARTA ÚLTIMA : lirismo de treinta y tres, de treinta y traigo.

CARTA ÚLTIMA : lirismo de treinta y tres, de treinta y traigo. 1

De Cartas de un pájaro (obra aún no publicada)

Carta última.

Lirismo de treinta y tres, de treinta y traigo.

Canto I

Una noche de mis veintisiete años
[¡Ah! Tal gran noche que aún me da escalofríos]
entró a picotazos, con tristes daños
la ansiedad, hendiendo mi pecho umbrío.
Cuitando la flor azul de mi alegría
delilare, lloré a aviesa arpía su brío.
A una soledad de otero sucumbía
Que, nunca visitado en hondos llanos,
sólo ristras de desgracia conocía.
En Getsemaní entré tal noche, hermanos,
Pero…ni siquiera ejemplo de aquel dios,
mientras que clavado en cruz, pies y manos
sé, oró. A mí, no, ni Cáliz ni calvarios,
Pues armonías de Apolos y Dionisios
Ya perdido, tal poeta Dante abocó,
Yo, entre mentales infiernos de instantes,
-no en recorrido que el toscano enfocó –
Sino esquizofrenia en mi alma palpipante
Viaje a las oscuridades emprendía.

Busco, en toda clara mañana el amor azul en que acaso se colme mi alma: el lirismo de aquella flor envuelta a besos con la luz y la canción del suave arroyo hermanada a mi esperanza.

Tierra suriana ¡donde vivo es el amor! y natural nos canta.  Pero… suficiente es, por el peso sido de mi sol oscuro aún, mi alegrina golondrina parta de la rama de mi paz, presurosa, a otras primaveras y, dulce lluvia gris invada tenue el ánimo de mi corazón con triste melodía de sax.

¡Trino de ave saxofónica musita la lluvia activando nostalgias!

¡Qué noche es al medio día!                      

¡Oh!  Mi lucero refulgente azul en que ya no me abraso ¿será tal vez tu distancia cósmica castigo de un divino? ¿Qué tanto es el amor y qué tanto puede contra tu olvido?

Cómo amé: con la energía del rayo cayendo determinante sembrándose en la tierra. Ahí iban mi convicción y destino en cada beso buscando tu sur, como clara luz esquivando el viento ansioso al beso con la hierba.

¡Oh mis 27 años! ¡Cómo no quería vivir! ¡Oh mis 28 años! ¡Cómo atenté contra mi vida! Me salió mal la muerte, y… y sigo vivo.

¡Perdón por el intento de suicidio! ¡Corazón!  Eso pasa. Rompémotes a ti contra el suelo de la determinación humana. Esa pared acostada que es toda verdad.

Pero ha resucitado ¡Christian ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado! En pájaro y en treinta y tres y contando. Como todo es un lirismo, ahora que sigo en el mundo, llámenle “volando” pero no le llamen un suicidio.

¿Cómo he resucitado a las ganas de no vivir? ¡No lo sé! ¡Aquí estoy pájaro!  Treinta y tres y contando.

Un ángel caído, Cristo Getsemaní habitando mi corazón de los Olivos, tal pasión he remontado ¡Todo eso!  pascua atea es la que treinta y traigo.

Ya no temo. Y ahora, treinta y tres y contando, mi vida ¡Pájaro cumpleaños! Es alegre pretexto de un poema.  

¡Christian ha resucitado! Ya les digo. Si hubo hondo abismo en mi alma, lo he vencido.

Vámonos con lo sido. En el claro cielo hay ya un símbolo y, por ejemplo, eso es la poesía.

Pd) Quien se fue… ¡Qué bueno que se fue!

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