Formar niñas roboticistas. Una necesidad en la socialización de la tecnología

Formar niñas roboticistas. Una necesidad en la socialización de la tecnología 1

Por Eduardo Corsario

El stand está listo para la reunión: una lona con información de los torneos en los que han participado, una mesa desde la cual resaltan dos modelos, prototipos recientemente adquiridos. Frente a ella (la mesa) se encuentra una silla negra perfectamente acomodada para hacer el diálogo, uno que −a decir verdad− desde hace mucho ha sido un pendiente de la sección de Ciencia y Tecnología de nuestra revista. Mientras tanto, la vista del periodista logra captar detalles de este laboratorio, y de repente hay cabida para la imaginación que no hace otra cosa más que traer al presente las posibles sensaciones de las competencias nacionales e internacionales en las que esta escuela ha tenido presencia y que hoy en día (como ya lo hemo escrito) forma parte del recuerdo del Instituto de Robótica de Xalapa A. C. (IROX).

Termina el ensimismamiento. Es la vuelta a la realidad. Regresamos, entonces, al aquí y al ahora. De repente, vuelve la directora de esta institución, la ingeniera Ana Sánchez. Momentos previos habíamos charlado larga y fluidamente acerca de la historia de Galácticos−el equipo de IROX. Contó con un tono evidente de satisfacción intelectual anécdotas de aquellos viajes al extranjero. Países como Brasil, Portugal, Canadá, entre uno que otro punto de la República Mexicana salieron a colación en ese recordar; experiencias todas ellas que a partir de 2020 se vieron truncadas por la crisis sanitaria de la cual ya muchos especialistas han hablado durante estos últimos años: covid-19. En definitiva, todo eso me contó antes de partir hacia un espacio del laboratorio al resolver pendientes que seguramente apremiaban antes de otorgar la entrevista.

Importante es señalar que IROX tiene una historia roboticista tras de sí. Desde la consolidación del equipo Galácticos han sido parte de la escena nacional en cuanto a la práctica roboticista dirigida a la niñez y la adolescencia. Siguiendo lo escrito por la lona publicitaria, enlistamos de esta manera los reconocimientos: tercer lugar en World Robot Olympiad (WRO) 2019 Regional Toluca, primero y segundo lugar en el Festival Nacional de Robótica 2018 Portugal, participación en Robocup 2018 Canadá, primero , segundo y tercer lugar en el Torneo Mexicano de Robótica (TMR) 2018, segundo lugar en el TMR 2017, tercer lugar en el Festival Nacional de Robótica 2016 Portugal, cuarto lugar en el TMR 2016, segundo lugar en el TMR 2015, Superteam Worl Champions en Robocup 2014 Brasil, primer lugar en el TMR 2014. “Varios premios fueron ganados con robots futbolistas”. Con esta frase resalta un verde penetrante, muy visible.

Cuando Ana Sánchez se sienta para la charla ya formal (el formato de pregunta respuesta típico en medios escritos y online) volvemos con anécdotas, coincidencia de nombres conocidos por ambos de integrantes de la comunidad tecnológica, roboticista y de inteligencia artificial, sobre todo. Y la plática sigue. Salen a borbotones más experiencias divulgativas y más nombres de contactos, amigos y colegas. Sin duda alguna, tenemos una red que se expande cada vez más al estar en el mundo de la gestión, práctica científica y tecnológicas, así como la comunicación de la ciencia.

A mí me interesa ir a primarias para atraer nuevos talentos. Lo bonito de las competencias es trabajar en equipo, lidiar con la frustración, etc. Pero algo que me interesa mucho es que las niñas se interesen en la tecnología. (Ana Sánchez)

“¿Sabes? Me gustaría en lo personal impulsar desde IROX el trabajo y la formación de niñas roboticistas. Creo que tienen mucho potencial”. Ana guarda silencio antes de estructurar estas palabras, y posteriormente de proferirlas respira y piensa, reflexiona y vuelve la mirada. Desde ese momento, la entrevista adquiere más forma, una finalidad más significativa y por tanto la conversación deviene en la formalidad. Necesario resulta ver lo que la formación de una niñez roboticista puede hacer por el contexto educativo a nivel estatal y nacional. Reitera su entusiasmo con estas palabras: “Hemos tenido pocas alumnas, pero son de lo más talentosas. Sí me interesa captar más niñas. Si te das cuenta, tenemos niñas en primaria y secundaria con excelente promedio. Pero a partir de bachillerato declinan y ya no se van a las líneas de tecnologías. Yo creo que ellas pueden aportar mucho si tienen la motivación necesaria”.

Temas relativos a la igualdad de condiciones, vocaciones científicas y tecnológicas, así como la democratización de los saberes y más que nada los de orden epistemológicos salen al paso, protagonizan nuestra amena conversación. De ahí surge recordar la historia de esta iniciativa xalapeña. A principios de 2014−cuenta Ana un poco de la historia del Instituto− un grupo de niños, entre ellos sus hijos de 12 años, su hija de 16, uno de ellos y otro amigo de 12, tuvieron la iniciativa de participar en una competencia de robótica.

“Como teníamos aquí los robots lego decidimos apoyarlos. Armamos dos equipos. Uno para rescate y otro para robots futbolistas y así fue como surgió el nombre de Galácticos. A partir de allí ese nombre se quedó para todos nuestros equipos de competencias. Ese año hubo un torneo que se llama Torneo Mexicano de Robótica en Campeche. Nos fuimos a competir allá con nuestros dos equipos. El equipo de rescate quedó en sexto lugar, y para nuestra sorpresa y alegría el equipo de soccer ganó el primer lugar”.

Debido a que fueron acreedores al primer lugar tuvieron la fortuna, el derecho de ir a competir a Brasil a representar a nuestro México. “Nos fuimos con el equipo y allá nos dimos cuenta que nos hacía falta más tecnología lego para poder competir, sobre todo con los asiáticos. En 2015 ya nos constituimos como una asociación civil, con el fin de enseñar a más niños y poder competir de nuevo. “A pesar de que no tenemos demasiados alumnos nos caracterizamos porque nos gusta competir, y con eso le ha abierto la vista a muchos jóvenes de qué hay más adelante para ellos, qué cosa están haciendo otros jóvenes y en eso creo yo que radica principalmente nuestro impacto. En las competencias que hemos podido participar en Austria, en Rusia, en Portugal, en Canadá, en Brasil hemos visto lo que están haciendo otros jóvenes y dónde debemos apuntar nosotros como instituto”.

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Ana enfatiza durante la charla su ánimo por aportar a la formación de niños y niñas tecnólogos, que líneas como la robótica llegue a muchos hogares independientemente de las posibilidades financieras. “Yo creo que todos tenemos diferentes capacidades y gustos. A los niños hay que darles la oportunidad de que prueben de todo y que vean para qué son buenos. Así como tú llevas a tu niño a jugar futbol, basquetbol, algún deporte o probar con algún instrumento, también es bueno que prueben la robótica para que vean si tienen el talento de la construcción, de la programación. También les ayuda para trabajar en equipo. Pueden probar, ver si les interesa y en qué áreas se quieren enfocar.

Para ella, es necesario que en las primarias públicas−y no solo en las privadas− se deberían impartir cursos o talleres de robótica. De esa manera el camino a la democratización de las diferentes tecnologías podría ser de suyo una realidad palpable y latente. “Yo considero que los niños deberían tener cursos de robótica en las escuelas públicas, porque lamentablemente no está al alcance de todos. Hace unos años nos invitaron a una escuela primaria. Los niños tienen muchas ideas, pero desconocían muchas cosas. Ves proyectos a nivel mundial y estamos atrasados. Por ejemplo, proyectos que aquí los llevan universitarios, los llevas a Japón y no te los aceptan porque ya están obsoletos. Eso lo están haciendo los de secundaria o prepa. Entonces sí tenemos que invertir un poquito más desde primaria.

Esta fue nuestra visita a IROX, donde con toda seguridad surgirán nuevos equipos que llegarán a competir a esos países enlistados durante la conversación. Pasada, por decirlo riesgosamente, la crisis sanitaria, quizá podamos ver lo que Ana resalta, ese mundo donde la igualdad de enseñanza y de democratización de la robótica sea una realidad.

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