La ausencia de una despedida: duelo por Covid-19

La ausencia de una despedida: duelo por Covid-19

Por Eduardo Vázquez (Corsario)

Una crisis masiva de duelo con implicaciones económicas y de salud mental, como casos de ansiedad y depresión, es lo que se espera derivado de la Covid-19, padecimiento que además ha dejado tras de sí en México− en lo que va de su presencia en todo el globo− 220 mil fallecimientos y casi 3.5 millones de muertes alrededor del mundo.

Los rituales y ceremonias para la realización de despedidas de seres queridos han constituido y caracterizado la tradición del duelo en todas las culturas en la historia de la humanidad. Pero los acontecimientos epidemiológicos y sanitarios de los que se tienen registro han modificado estas formas humanas de rendir culto ante un fallecimiento. La Covid-19 no solo afectó la dinámica social y económica, sino también este tipo de prácticas milenarias que en muchos contextos resultan necesarias para poder sobrellevar este tipo de fenómenos.

En contextos occidentales−comenta Tamara Cibrián Llanderal, investigadora del Instituto de Neuroetología de la Universidad Veracruzana UV− alrededor de 60 % de las personas que tienen que vérselas con un pérdida confían en amigos y familiares para que los apoyen. Un 30% podría necesitar apoyo grupal basado en la fe o en comunidades virtuales o presenciales. Otro 10 % llega a experimentar síntomas que los califica para un trastorno de duelo prolongado: el duelo interfiere gravemente con la función normal de la vida. “Si hablamos de ese 10% y las cifras son similares en contextos como el nuestro, tan solo en México estarían en condición de un posible trastorno por duelo prolongado 22 mil personas.

“Para una gran parte de las personas, las pérdidas conducen a episodios de trastorno de duelo prolongado y depresión. También tiene gran impacto en sus finanzas, en su empleo, en sus relaciones y en todo tipo de aspectos para prosperar en el mundo. Estas pérdidas que se sienten ahora se sentirán durante un largo tiempo, incluso las personas que aún no han nacido perderán potencialmente a sus parientes, que podrían haber estado vivos durante sus años de formación”.

De acuerdo con la investigadora de la UV, quien realiza el proyecto relacionado con estrés, ansiedad y depresión por la pandemia, las personas que necesitan más que un apoyo informal tras perder a un familiar puede aumentar por Covid-19, pues debido a las restricciones de distanciamiento esta clase de ayuda resultaría limitada. “Debemos pensar en el los eventos de muerte como una experiencia familiar y comunitaria, no como una tragedia personal, tal y como actualmente se observa”.

El duelo−sostiene la académica−puede afectar de forma diversa en diferentes edades. En adultos mayores, por ejemplo, la muerte del cónyuge puede acelerar el fallecimiento de la persona que perdió a su pareja. “Hay cardiopatías asociadas al estrés que se pueden presentar ante la muerte de la pareja”. De igual forma, cuando una persona menor de 18 años pierde a su madre o padre existen menos probabilidades que termine el bachillerato o la universidad”.

Tamara Cibrián, de Neuroetología UV
Tamara Cibrián, de Neuroetología UV

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