Pájaros extienden los amaneceres.
En alas, colgadas llevan
tensadas reatas amarras
esos caballos etéreos
para extender puntuales al vuelo
el telón azul del cielo.
Al revoloteo,
a la música de los gallos mariachis
se despiertan el día, la tierra
y la semilla.
Aún no amanece y ya la vida está servida,
la naturaleza hizo lo suyo.
Un niño es el efímero
dentro de la padremadre del mundo.