Por Eduardo Corsario
Hemos llegado- a pesar de las diferentes variantes de Covid-19- a septiembre, mes que aloja el Día Internacional de la Cultura Científica, es decir, el 28 de septiembre .
Comenzamos, desde ahora , a ver los anuncios de próximos eventos en el marco de esta celebración, donde se hace justicia al trabajo de la comunidad no solo científica, sino también a la que se ha dedicado por mucho tiempo a mantener un diálogo constante y reiterado con la primera y, a la vez , llevar esos conocimientos a la sociedad .
Vemos que organizaciones e instituciones con “licencia” rinden culto a las vísperas de ese día. De hecho, la gestión necesaria para pedir presupuesto y lograr una celebración decente, de altura y modesta ya tiene lugar . Las personas que ostentan credenciales divulgativas en universidades y organizaciones nacionales preparan ponencias para disertar y , en el mejor de los casos , argumentar cuáles son los retos y desafíos de las actividades de quienes tienen a bien realizar la socialización del conocimiento. ¡La avidez por escucharlos nos come a diario!
Mencionaba hace unas líneas arriba de la justicia para esta comunidad . ¿Podemos hablar de algo así? Sabemos que desde la política científica de hoy en día no lo hay . Vivimos una involución, un retroceso en el camino por conseguir esa sociedad del conocimiento que tanto sitio ha tenido en los discursos de la clase política mexicana con el pasar de los años, de las administraciones federales. Véase las exigencias que el grupo ProCiencia MX ha mostrado en los últimos años. Por ende, no es asunto sencillo. Los encargados en desarrollar tecnologías y estar a la vanguardia en generación de ciencia no cuentan con los recursos necesarios para este fin . Peor aún si se voltea a ver (ojalá algún día se haga ) a la comunicación de la ciencia, en cualquiera de sus variantes, tenemos un panorama sumamente apocalíptico . Y más todavía si lo anclamos en la que se gesta desde la senda de la independencia que tiene como base la brega y el tesón. Claro que muchas cosas se podrían esgrimir acerca de este fenómeno , pero no nos da la tinta corsaria para algo así , ni el tiempo ni la paciencia . ¡En fin! ¡Que viva la cultura científica!
El significado y la relevancia que esta celebración tiene va más allá de hablar de los retos y desafíos en un foro . Es preciso estar en esos retos y desafíos , asumirlos , bregar contra ellos e intentar hacerles frente de manera real . Quizá uno de esos escollos y el más importante sea , principalmente, salir de la simulación y parafernalia institucional. Independientemente de ese panorama , creo que ya logramos ver avance en la materia.
Sí, hay muchos retos hoy en día para la comunidad de socialización de la ciencia . Hay frentes de lucha que podemos asumir desde ya . La crisis sanitaria , además de volcarnos un poco nuestra realidad , nos ha dado la oportunidad de pensar en que comunicar con incidencia social realmente es un trabajo con un valor incalculable para la humanidad . Saber y estar informados con rigor acerca de la salud , el medio ambiente y las tecnologías puede contribuir a estar bien parados en este momento de la historia . La infodemia , la desinformación, la tergiversación, el alarmismo , el amarillismo y el golpe político son uno de los primeros baches que entorpecen nuestro trabajo y lamentablemente son muy bien recibidos por gran parte de la ciudadanía.
Hay una cuestión más. Tenemos públicos, comunidades . Destacan las que están informadas sobre ciencia y tecnología, las que no lo están, pero se encuentran en plena disposición de saber. También resaltan aquellos grupos ciudadanos que mantiene información imprecisa debido a que no cuentan con un acceso a los conocimientos científicos y a un periodismo especializado. Pero la comunidad más interesante es aquella que sostiene creencias contra los avances de la ciencia y no pretende cambiarlas. Creo que ese es también un reto de suma importancia y que no es nada fácil. Lo sencillo es no querer llegar a estas y seguir hablando de la necesidad de una sociedad culturizada en ciencia y tecnología.
Así, cada vez hacer este trabajo se vuelve un aliciente , un acicate, un estímulo existencial . Llegar a una cultura científica y una sociedad del conocimiento es el objetivo o punto de llegada , pero el camino que separa un puerto de otro brinda las herramientas para seguir pensando que es una tarea imprescindible, un acto de resistencia. La socialización de la ciencia espera su día que es hoy o mañana , cada momento que se toma la pluma y se ve la realidad que tenemos junto a nosotros y esas realidades en las que estamos inmersos y en la que buscamos incidir .