VUELTA II

Como si fueras la rosa oscura,

niegas necesidad del sol.

Hay falsedad asomando en tu aparente calma

morena de ilusoria paz.

Enmudeces serena entorno a la tempestad

y no se vea, así, aquella espina del mundo

que hirió tu corazón

y te hace llorar.

ÉRASE UNA VEZ EN MAYO

Y la herida acá donde te llevo, 

si acaso no haya de matarme; 

con pólvora y con cuchillo 

austero sanaré

refugiado allá en mi verde valle.

Que me quede el corazón sangrando 

¡Y nunca vayas a buscarlo!

que curaré con verde,

con soledad y bosque, 

a canción, pólvora y cuchillo;

cauterizando con algún poema 

¡Ay! Mi corazón dolido

cuando en verso herido cante

FELIPÍN Y SU ESPERAR A GODOT

Noche, sereno, frío. Trastazo de gotas lentas, gordas y deslizantes por el techo laminado bajo el cual, fumando yo y platicando él, soportábamos algo triste en esa oscuridad. Pueda que ser la soledad. La sola oscuridad.