ELEGÍA I
Tu rostro va manejando, de una eterna madrugada, un doble remolque en la palabra responsabilidad. Se me figura tu rostro de héroe volanteando. Se me figura tu rostro acompañando mi frágil infancia ¿hasta dónde llegará mi padre? Decía ¿al fin del mundo? pensaba. Mi tristeza es un eco del alma. Y mi silencio en que te pienso, la espera. Y la desesperanza, las horas en que lo más real es la imposibilidad en que te busco con todas mis preguntas, aun sabiendo que no puedes volver a estar conmigo. Yo soy aquel hombre, aquel niño que tú hiciste de tu ...