POETA EN ACAYUCAN A LAS 3 DE LA MAÑANA
Vivímos contándonos fábulas,
por ejemplo, yo, noche camino muy Lara y canto
por la sola y larga calle de Aldama en la colonia Revolución:
“farolito que alumbras apenas mi calle desierta
cuántas veces me viste llorando llamar a su puerta”
Y yo, a veces, soy como una alegre lluvia de luz,
y a veces, me nubla todo el vivir
un laude de tristeza
cayendo desde el cielo marmórea
sobre mi existencia.
Vengo de llorar en bancas de mi parquecito
en la siempre triste tropical acayuqueña,
donde intento sacar el fantasma,
pero no, no, se queda dentro,
sin lágrimas mías que la exorcicen:
tengo clavada y adherida
una profunda tristeza en el alma
que moja en las noches de fogata.
Hubo un momento, solo,
y en que aproveché,
raudo a darle fuga a mi alma
y he salido de la prisión de ti.
No ser lo que he sido
no consiste en olvido ni en mucho menos
su superación,
consiste, sí, en lucha, en cargarme,
abofetearme, repudiarme a mí mismo
en fin, irme matando,
No consiste, no, en olvido lo vivido
¡Esto nunca desplegable!
¡Esta máscara triste!
Tatuada a los rostros de mi felicidad.
Hay un poeta de West Hills que me invita al amor
como si todos los hombres y mujeres
fueran mis hermanos
¡Ay! Dolor, qué haré contigo
y el resentimiento y con los daños.
Un poeta me invita al amor
para esta humanidad
y yo, yo sigo tanto al odio clavado.
¡Qué sin sabor me ha quedado todo el vino del mundo!
Dice tu ausencia posada a mi lado.
Estoy acostumbrado a ver no la materia
sino los espacios que crea la geometría del vacío
y en ese sin nada con forma
entiendo qué significa la poesía,
ese “un árbol sin ramas que da sombra”
del que hablaba mi Gelman.
Hoy me estoy matriculando a un nuevo trabajo
donde piden seriedad,
¡habráse visto!
Como si escribir los versos de la noche
y morir en la punta de este lápiz no lo fuera.
Matando la pasión me piden
pilas de papeles donde juran comprobar
que yo, soy yo.
Y fotocopias y fotocopias y fotocopias
y una solicitud de empleo con fotografía
donde preguntan por mis metas en la vida
¡Ah! yo sólo digo a mis adentros
si alcanzara un más allá
si eso existiera
quedarme en esta vida
mi meta no sería,
pues no hay más humano mío
que estar tan partido
por la insondable e irremediable
y para mí, siempre regalada: la tristeza…
taaararara-rarara- rarara- rarara- raraaaara
“sin llevarle más que una canción,
un pedazo de mi corazón,
sin llevarle más nada que un beso,
friolento, travieso, amargo y dulzón”.