Ser cíclica/ «El orgasmo es de quien lo trabaja»: otra afirmación patriarcal

Ser cíclica/ "El orgasmo es de quien lo trabaja": otra afirmación patriarcal 1

Por Donají Reyes

El orden patriarcal ha configurado que el mundo se escriba en masculino, es decir por y para los hombres. Ningún espacio está pensado para las mujeres, ni siquiera el doméstico, al cual nos han relegado. Aún ahí se priorizan las necesidades de los hombres, aún ahí nos vemos desvalorizadas, limitadas, despojadas de todo.

El despojo que hemos experimentado históricamente ha permeado todo lo que nos habita, hasta lo más imprescindible como nuestra autonomía sexual. Una muestra de ello es la llamada brecha orgásmica, que se refiere a la dificultad de las mujeres para alcanzar un orgasmo en las relaciones sexuales heterosexuales.

Bajo este panorama, y buscando que la brecha del orgasmo sea cada vez menor, algunos profesionales de la sexualidad han elaborado técnicas y ejercicios pensados en que las mujeres nos apropiemos de nuestro placer, muchas veces bajo el lema de “El orgasmo es de quien lo trabaja”, pero ¿no resulta dicho lema carente de empatía hacia las mujeres cuando a lo largo de los siglos se nos ha negado la experiencia plena de nuestro placer? Yo diría que es revictimizante y hasta grotesco porque el mensaje implícito es: las personas que no tienen orgasmos no han trabajado lo suficiente para lograrlos. ¡Pfff, menuda carga nos llevamos las mujeres!

Si bien la sexología y sus profesionales cada vez hablan más de la importancia de la masturbación de las mujeres, de conocer nuestro cuerpo, de llevar a cabo prácticas que no estén centradas en el coito; lo cierto es que se han seguido construyendo dichos discursos desde la estructura patriarcal, perpetuando mensajes machistas.y mandatos socioculturales que no ponen el foco el placer de las mujeres.

Tenemos siglos arrastrando la creencia de que somos menos sexuales, que no tenemos deseo. Si a esto le agregamos que nos han criado para cuidar y procurar a otras personas antes que a nosotras mismas, no es raro que pocas veces o ninguna nos hayamos preguntado acerca de lo que queremos sexualmente, de lo que conecta con nosotras y nuestro placer. Y en última instancia, pensamos en masturbarnos y en nuestras sensaciones en función del otro; es decir para gustarle, para satisfacerlo, para que no nos califique de frígidas (término peyorativo y en desuso por la sexología), para que sienta que es bueno en el sexo. ¿Y nosotras y lo que queremos? ¿cuándo se pensará en una sexualidad única y exclusiva de mujeres? Pareciera que si no es compartida con hombres, no existe o no es válida.

Y es así como estamos transmitiendo un discurso engañoso que nos dice que nuestro placer como mujeres importa, pero cuando rascamos buscando el fondo, cuando nos preguntamos para qué o para quién, observamos que en realidad seguimos configurando un inconsciente colectivo que antepone el placer de los hombres. Agregando, para colmo, la carga de trabajar nuestro orgasmo como si en nosotras estuviera el error. El orgasmo se trabaja sí, pero la labor es en común La deconstrucción es sociocultural. Basta de cargar la chamba a las mujeres, basta de insultarnos.

  • Donají Reyes: psicóloga y sexóloga, integrante del Colectivo Akelarre A. C.

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