SIEMPRE ME SUPE PÁJARO

SIEMPRE ME SUPE PÁJARO 1
SIEMPRE ME SUPE PÁJARO 2

Siempre me supe pájaro

pero…nunca me supe poeta,

yo, que desde la infancia alas de poesía

volaba con plumas versos.

Volaba…

y siempre

me supe un pájaro.

Así ¿Cómo no volar al nacer?

Si no, niño yo pájaro

¿Cómo explicar el

entenderme con pollitos pio-pio

y pajarillos montañeros?

Siempre me supe un pájaro

Y enamorarme tuve que-

como su nombre lo implica,

y como ser pájaro lo indica-

de Rosita.

Sí, yo fui su colibrí.

Siempre me supe un pájaro,

y aunque me sabía pájaro, o colibrí,

nunca me supe, por ejemplo:

ruiseñor, cenzontle, gorrión, cuervo,

ave fénix o poeta.

Y fui todos esos alados…

Y viví volando, y vivía pájaro.

Pero…nunca me supe poeta.

Ahora sé que, por eso,

nocturno, bucólico campirano, solo, oscuro

y renaciente,

como hermano del viento yo habité.

No me sabía un ruiseñor,

hasta que triné el verso

y nació en aquella noche

aquende infante pecho

un vago corazón lenguado de poeta.

Poeta que, callados los oyentes todos,

al lado de ellos,

alado,

posado,

desde una rama, desde su árbol

-porque la noche era nostalgia-

brotante del corazón

mi tristeza nocturnante les canté.

No me sabía un cenzontle

hasta que por la belleza de infinitos trinos

joven bucólico campirano

entre fugas de luz de Sol, bajo esmeraldas de árboles

recostado, a sus raíces o

a lomos de un caballo

como ave de 400 voces

de cuatro-veces-cien-los-entusiasmos

la esperanza yo miré.

Nunca me supe gorrión

hasta que en medio de humo y asfalto

posado en la araucaria,

cantar también pude,

contra el ruido citadino más alto.

Nunca me supe más solo y oscuro

como cuando cuervo novio

ala-rota agonizante

moría de afuera,

de afuera de ventana,

de afuera de tormenta;

mensajero que agonizante de frío

en su noche oscura y desdeñosa

con un verso en el pico,

moría de indiferencia.

Nunca me supe ave fénix

hasta que dejándolo olvidado,

de ese cuervo novio cadáver desconsuelo

agité sus cenizas en el suelo

para otra vez emplumado,

al primer día soleado,

de aquella ventana indiferente

renacido alzar el vuelo.

Ahora ya no importa si nací pájaro o nací poeta;

o si por ser poeta vuelo

y soy una especie de pájaro.

La cosa está en que vuelo,

y canto nomás

como pájaro porque poeta.

Y canto nomás

porque trina en la lengua de mi pecho emplumado

la voz del

¡Versando volando puedo!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *