Un día iré, Azamar, a la estrella de tu pecho soleado.
Un día iré, Azamar, a la sombra de tu fresco pelo.
Un día beberé, Azamar, del manantial aquel en tu boca,
donde manan deleitosos, tus besos.
Pero otro [y definitivo día] vendrás, Azamar,
Tú [mi aquella] hasta aquí, donde me llegan envueltos
De ti y de nube los azules suspiros.
De ti, que paseas por mi corazón,
como la juguetona luz amaneciendo,
visitando mi verde campo,
recorriendo mi claro cielo.