El Corsario agradeció, se sentó a la mesa, pero le hizo muy poco honor a la comida. Estaba silencioso y triste, como siempre le vieron los filibusteros.
El Corsario Negro
¡Llegamos a diciembre! Decir esta frase parecería una fruslería, una trivialidad en cualquier otro tiempo . No lo es ahora en este momento de nuestra vida. La historia de la humanidad ha dado un vuelco inexorable si la comparamos con la existencia prepandemia. Sí, un panorama generoso para el futuro en la historia de la ciencia . Esta nunca antes había tenido un lugar tan conspicuo en los medios de comunicación ni en la agenda política. Sin embargo , este es un golpe para la vida de tantos . Este año tortuoso nos ha abierto más los ojos e incitado nuestra inspiración. Muchas cosas cambiaron . Eso sin duda. La vida de algunas personas quedó marcada : enfermedad , tristezas , abismos de melancolía, despedidas y otros factores se dejan entrever en este contexto lacerante .
Pero , como en todo, la crisis sanitaria que aún es nuestro lastre -y lo seguirá siendo quién sabe por cuánto tiempo- nos ha sido bondadosa moralmente. Gracias a ella hoy sabemos la veracidad de las manos amigas , la congruencia de nuestros discursos con nuestras acciones. Pero, más que nada, tenemos casi total certeza al identificar las falsas amistades. Todo eso nos dejó este año que está por concluir. Mucha gente lo perdió todo y entre todo se encuentra la ilusión , la razón de seguir negociando con la vida , de no dejar morir la esperanza y bregar con el residuo de tesón que queda. Hablar de las características de las crisis que subyacen a la Pandemia (económicas, financieras, éticas, morales) está demás, por lo menos en esta carta .
¿Qué nos queda? Seguir en la búsqueda de más ideales, más tesoros escondidos por entre Islas lejanas y no dejar morir la intención de perpetuar nuestra historia. Sí, un de las razones para seguir en la lucha existencial. ¿Dónde hay que hacer virar el timón y elegir el sitio de la nueva batalla? Creo que depende de qué tan robustos quedaron los sueños a partir del aprendizaje de este caótico año. Solo así podremos verlo más nítidamente. No dudo en nada de esa idea . Y no me refiero al aprendizaje del que hablan los famas que proliferan en redes sociales y venden como esfuerzo, que de este no tienen más que la vestimenta pero no el contenido. La simulación sí y la parafernalia también. Y solo eso. Nada más.
Cada fin de año acostumbramos a brindar por lo vivido, por haber cumplido objetivos definidos . ¿Cómo será en este caso? Sin duda , no será menos , no solo se festejará por el conjunto de experiencias , sino también por haber llegado , por seguir aquí, por no morir , por estar con todo y contra todo . Para bien o para mal, seguimos y eso ya es conquistar algún puerto , más allá de los tesoros materiales y fugaces . ¡A seguir navegando en los mares del conocimiento y de la vida! Si alguien tiene la fortuna o desdicha de toparse con esta carta solo tiene que saber que ha sido redactada desde los confines de un navío que ha tocado puerto muchas veces y sigue navegando con una sola idea : un acto de resistencia .
¡No pierdas de vista el horizonte!
Atentamente , un Corsario