DE «LA BALADA DE ISABEL»

DE "LA BALADA DE ISABEL" 1

Un joven vaquero

abatido y muy maltrecho

cabalgando y tarareando

dolorosa una tonada

con lluvia al horizonte

la triste tarde atravesaba

¡Ay!

Y llevaba el corazón desecho.  

La tonada de su fondo 

hasta los crepusculares cielos

con rizado humo de tabaco

se elevaba, 

y así, entre tarareos y bocanadas  

miraba, sensiblero diciendo al triste cielo

“Adiós ¡Oh! Mi Castaña 

Para siempre”

Un joven vaquero

abatido y muy maltrecho

cabalgando y tarareando

dolorosa una tonada

con lluvia al horizonte

la triste tarde atravesaba

¡AY!

Y llevaba el corazón desecho. 

La sombra en cuenca bajo sus pestañas

la tristeza en su mirada resguardaba,

Y, figurando en su silueta

tal dolor que le embargaba, 

montado en su caballo, 

cual muriente sombra

al oeste de la tarde

traslucía su figura desapareciendo. 

Y así, cabalgando al horizonte,

Insertando soledad en su sendero

doblegando el alma y el sombrero

– ¡Qué aguacero y frío! – se decía

Y derrotado cabalgaba

llorando sobre mayo 

aquel vaquero. 

¡Ay!

Y llevaba el corazón desecho.  

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