ESTA TARDE VI LLOVER, VI GENTE CORRER Y NO ESTABAS TÚ…

ESTA TARDE VI LLOVER, VI GENTE CORRER Y NO ESTABAS TÚ... 1
ESTA TARDE VI LLOVER, VI GENTE CORRER Y NO ESTABAS TÚ... 2
fotografía extraída de https://www.viajabonitomx.com/2014/06/consejos-temporada-lluvias-df-tips.html

Neruda en un famoso poema nos dice: “y el verso cae al alma como al pasto el rocío”. Es en el mayormente conocido Poema XX. En tal poema se habla de la tristeza por la pérdida de un profundo amor: “pensar que no la tengo/sentir que la he perdido”.

Por otro lado, hay un bolero de Armando Manzanero llamado “Esta tarde vi llover”. Ahí, por su parte, se habla de la nostalgia activada a través del hecho de ver la lluvia caer, y sentir más plenamente la ausencia de un alguien a través de tal hecho: «esta tarde vi llover/vi gente correr/ y no estabas tú”. En tal canción se deja ver cómo el yo poético, en plena armonía con el sentido irruptor de “lo que sucede”, expresa, más que en una actitud de “estar siempre en lo cotidiano”, algo que le sucede. Sabemos que aquí, no se nos está afirmando simplemente el no estar de alguien, como un hecho en sí y concreto. Al contrario, la palabra de la canción aquí, se vuelve poética justo en la medida que se entretejen las imágenes de aquello que sucede (la lluvia) irruptor en lo cotidiano, con aquello que sucede en el interior del yo poético, e igual de irruptor: activarse más plenamente la nostalgia por la ausencia de alguien justo en el momento que sucede el llover: “y no estabas tú”.

No es el cotidiano caer de la lluvia que a los demás sólo los hace correr “vi gente correr”, no. Si volvemos a los versos de Neruda, es el acontecer del sentido de lo triste, que cae al alma con el desprendimiento de un verso. Pues aquí, venir a existencia el verso es el modo como, lo que sucede (la perdida de un amor), se nos dice en la palabra. Es lo aconteciente dando-se a través del lenguaje, y es el lenguaje, a su vez, abriendo el sentido de lo que acontece. Es un ergón de simultaneidad.

La poesía, así, es el modo como lo aconteciente se nos dice y desvela “el verso cae al alma/como al pasto el rocío. La verdad de la experiencia poética se abre aquí diciendo que la tristeza puede ser tierna, y grave. Y lo suave, delicado e infinitamente triste tenue que es lo frío.

El “no estabas tú” de Manzanero resuena como una triste, evidente, pero no por ello menos anonadante verdad “solo sé que vi llover/vi gente correr/ y no estabas tú”, anonadante, aplastadora, porque no está en el orden de una mera información, corresponde a algo que atañe al propio ser de quien asume el mundo tal y como se abre en tal momento que «vi llover». Las imágenes que acompañan los demás versos intentan describir el sentido de lo que se abre a partir de la ausencia de un alguien, y a partir de cosas tan cotidianas como: ver la entrada de una estación del año o el simple sonido del mar “el otoño vi llegar/ al mar lo oí cantar/ y no estabas tú”, que justo al insertarse en el acontecer poético, ya no son sólo cosas cotidianas, porque a la luz de tal ausencia, en la palabra de la canción agudizan y abren la experiencia de la nostalgia y la tristeza. Puede ser que el tiempo del que se habla en la canción corresponda al mismo y breve tiempo en que sucede la intuición. En breves segundos nos pueden acontecer infinitos y eternidades, y cascadas de emociones. Todo en las imágenes, y que no se puede hacer otra cosa, si se tiene tal disposición de ánimo, que escribir un poema, una canción o lo que sea.

Hay un aire de familia en la tristeza del yo poético en el poema XX y en la canción de Manzanero. Esta es: la humedad que implica la tristeza, pues: “y el verso cae al alma/ como al pasto el rocío” nos dice Neruda. Y quizás es parecida, la verdad de no contentar el alma con la pérdida “mi alma no se contenta con haberla perdido”, y cómo, aquella verdad resuena en los instantes que, perteneciendo a aquello que sucede de manera trascendente, lo trascendental, por su parte, aparece inserto y no como centro, desde su ánimo, esto es: el yo poético como parte de lo que sucede, y que le sucede. Determinado en sus verdades por lo que le acontece y muchas veces no sabemos. “Somos más ser que conciencia” decía Gadamer.

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