La belleza duele: La violencia detrás de las cirugías estéticas

La belleza duele: La violencia detrás de las cirugías estéticas

Yesli Lara Hernández

Cada día son más accesibles las cirugías estéticas, así como más riesgosas, puesto que la calidad con que se hacen los procedimientos baja al convertirse en algo parecido a una producción en masa. En este caso producción en masa de la belleza, con el estereotipo: cintura pequeña, caderas anchas, nariz pequeña, labios carnosos, piel lisa y sin arrugas, dientes blancos y perfectamente alineados, pechos grandes y glúteos definidos.

Y las redes sociales y cualquier otro medio de difusión fomentan estos prototipos. Por esto es importante la visualización de los cuerpos reales, naturales y no, no se fomenta una cultura de obesidad. Lo que se busca es que dejemos de ver los cuerpos que no encajan con el estereotipo con asco o vergüenza. Que si se decide comenzar un proceso de cambio sea por amor y cuidado al cuerpo, no por el odio que se tiene al mismo.

De acuerdo a datos de la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva, México es el tercer lugar a nivel mundial en realización de cirugías estéticas, solo después de Estados Unidos y Brasil. En el 2017; se realizaron en nuestro país 1,036,618 procedimiento quirúrgicos y no quirúrgicos.
Y de acuerdo a datos de Consultor Salud las mujeres son quienes más se someten a procedimientos cosméticos ya que el 87,4% del total corresponden a ellas, es decir, 20.330.465. Los hombres representaron el 12,6% del total de procedimientos en 2018, es decir, 2.935.909.
Sí, más del 80% de cirugías son de mujeres, lo cual nos habla de un evidente exigencia hacia el cuerpo de la mujer y un acto violento hacia el cuerpo de las mujeres.
La violencia que se ejerce hacia la mujer se hace a partir de las críticas a otros cuerpos diversos, violencia que marca la pauta para orillar a la mujer a someterse a procesos donde su cuerpo es puesto en manos de bisturí, anestesia y dolor.

Normalmente en redes sociales se muestra el resultado de las cirugías y no todo aquello que se vive de manera violenta: el dolor, el cuidado, las cicatrices, la sangre, por mencionar algunas.

Incluso está el dicho: “La belleza duele” como un signo de fomentar que si quieres encajar con lo estético de la belleza tienes que sufrir y pasar por todo eso para poder ser bella, pero, ¿bella para quién? Bella para un sistema que focaliza su mirada ante el consumo y a través de su mirada punitiva hacerte sentir culpable de un cuerpo que si no encaja es blanco de crítica.

La belleza no tiene que doler, la belleza no cuesta, darle una mirada al cuerpo a partir de la aceptación, dejar de opinar de cuerpos, cambiar por amor y cuidado al cuerpo, sin caer en lo que marca un sistema, dejar de ver las arrugas, las canas, las lonjas con asco, eso es lo revolucionario.

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