Me conmueve la muerte impune,
Que te deja un sabor de ¡No!
¡No así!
Que te deja una rabia,
digna rabia,
de ¡Nunca más!
Me conmueven García Lorca
Y Miguelito Hernández,
Me conmueven, y llorando quiero
ser también el hortelano.
Me conmueve mi primo Froilán
que por ranchero la bala en su espalda,
las patadas policías,
la danza de abuso de patrulla;
me conmueve su huérfano Yuyín.
Me conmueve el abuelo Leobardo
al que Cantero le dio muerte a tiros en su barriga.
Me conmueve que huérfano e inocente,
sin entender lo que pasaba
presto a huir tuvo que
el niño dios que fue mi padre
porque Cantero Herodes
como al nazareno
lo buscaba.
Me conmueve la viuda mamá Rosa
que dejó todo en manos del “dios padre”,
Y ese, que no sabe del existente y su doler
jamás asomó a Matías Romero -ventana de unas
pobrezas – a reparar las injusticias
que nos suceden.
Me conmueve
que no pagan su culpa los que ganan,
los que matan,
¡Los que siempre ganan…!
Y bueno…nosotros, los que siempre perdimos,
Los que siempre perdemos
¿Será preciso que en versos tendamos puentes,
Caminando, encontrando y abrazando a nuestros muertos?
Desde que no pagarán su culpa los que ganan
preciso será atender los espectros,
volverse memoria,
digna rabia.
Volverse poesía
que así se es destruible pero inderrotable
Porque la poesía lo soporta todo
Lo redice todo
Lo revive todo
Lo rellora todo
Lo reherida todo.
Como un Cristo
Un Che,
Un Sócrates
Qué sé yo…
Un zapatismo.
Digna rabia,
Me conmueve y gritar quiero:
¡En verso, abuelo, Leobardo levántate y anda!
Froilán, no sigas Negro, ¡Ay! muriendo.
Me conmueve, de digna rabia
De ¡Nunca más!
Me conmueven
Abuelo Leobardo
Primo Froilán.