ORFEO EN CIUDAD DE MÉXICO

ORFEO EN CIUDAD DE MÉXICO 1

Como un sol: lloviendo luz por mi mirada, entra. Y nada hay que colme más azul en mis instantes –igual que tibio eco en profunda cueva- que el aura en flor cerúlea de tal mujer con cisne blanco en el andar.

 Ave de infinito trino, habitante del jardín perpetuo me siento; pues los límites del tiempo en horizonte se abren, repentinos extendidos, y sin fin, a su tal instantáneo y perdurable encuentro. 

Y TODO ¡Oh! Desconocida, creas con mirarme.

Desconocida eres.

Pero algo familiar  lleva tu presencia; algo que sobresalta al alma en mis reminiscencias.

¿Serás como aquella esperanza que tras nosotros viene y, sin embargo ¡ay! incrédulos perdemos? 

A una palabra estás de lejos

 ¡Qué abismo tiende la palabra que no se dice!

Como pájaro sin alas, llorando al etéreo, lloró también Orfeo, dudoso a la salida del infierno.  

Así, como Eurídice al siguiente instante, te desvaneces para siempre como aire, en el mundo éste,  imposible ¡ay! otra vez para encontrarte.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *