Anoche, en que temí seriamente
a la serpiente eterna de tu ausencia,
recogí estos versos que decían en su eco:
A diestra y siniestra, que no estás,
a veces, cuando te quiero
de ti escribo.
Y tu moreno ser se enciende
deambulando sonriendo por un verso
en mi noche de doler.
Contraste, pues hermosa en mi tristeza
váse, extendiendo en sonrisas de flores
la alegre primavera.