EL SALTO JALISCO, MADRUGADA DEL 2 DE FEBRERO

EL SALTO JALISCO, MADRUGADA DEL 2 DE FEBRERO 1

Juego a que una efímera luciérnaga sonriente

me acompaña

en la soledad del ser

esta noche.

Reposa, como encontrando un árbol de descansar

sobre la hoja en blanco

donde proso estos versos

mi corazón de pájaro tropical.

Fuera de mí, en medio de lo que estoy

Sucede un romance tapatío de la noche cósmica:

Grillos mariachis y estrellas luceras que se arroban.

Estrellas novias que desde sus cirros balcones

escuchan la serenata de los grillos cantores.

Fuera de mí, son las dos de la mañana y corre y chifla por el llano

el viento frío que baja de las montañas.

Dentro de mí, son las 3 de la mañana y corre y chifla también como en el llano

un criogénico recuerdo por mi corazón.

Esta noche de romance cósmico,

entre grillos mariachis

y estrellitas tapatías

me nace una fría melancolía

allende mi pecho

por mi amor azul abandonado,

caminando en tu Comala.

Y ¡Ay!  pobre desta ánima mía,

condenada y sin infierno;

por demonio de tu corazón la despreciada. 

Fuera de mí, son ya las cuatro de la mañana;

y un canoso eucalipto teporocho

me enseña la valía de los sufrires.

Él, blanquea como relámpago de tierra.  

Es rayo sembrado,

Tristeza erguida,

Viviendo de pie

padeciendo anciano,

General, la muerte de su ejército:

hojas pardas en el suelo.

Tristea por la vida, por la guerra cíclica.

 Esa, en la que siempre perdemos.

Pero es que… ¡Ay! el color heroico de su pérdida.

Erguido aún entre el dolor de lo ido;

entre el panteón de la hojarasca y muerte,

¡Es belleza trágica su valentía!

Él, garboso contrasta en la noche cósmica

En hoja a hoja como canas,

-Las que aún le quedan-

Tal flecha plateada,

para ser,

contra todas las estrellas sonrientes seducidas.

Y retoña entre tristezas.

Dentro de mí,

Veo en cada hojita efímera existenciaria 

Todo noble habido enamoramiento

En su pretensión de ser eterno.

Y es por eso la tristeza para siempre de mi corazón. 

Y lo único consolante entre lo eterno de esta nochevida,

es aquello que doliendo encarna valía.

¡Que aguante soledad y frío!

¡Que salga de su cascaron el verso!

Y el poeta, quien vive en el huevo de su corazón,

Rompa, y obelisque en el centro de mi pecho

el verso como testimonio de mi existir.

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