Advertencia:
si no pone la canción para la presente,
¡Uy! No sabe del verde vivo que se pierde:
húmedo de lluvia y fresco de cantar
en el sabor destas letras.
Carta ranchera a la Doctora Cósmica para leerla escuchando Guitarras lloren guitarras de Cuco Sánchez.
Doctora Cósmica:
Ya va siendo en mi existencia de esas noches: silenciosas oscuras con Búho en el corazón. De esas noches que llevan pláticas a desvela gardenias: esas florecitas blancas, perfumadas, escuchando amigas, a madrugada, lo que les verso.
La soledad abierta, tela de la noche, se hace inmensa como el cielo. Se expande; y el tiempo siento me traiciona; juega una contra, como comiéndose algo del pudo ser, algo del ya no será, haciendo menos la posibilidad. Todas.
Hay grillos que cantan, y yo…
¿Tomo la guitarra? ¡Va!
Requinteo y se espanta como pájaro silvestre la soledad.
Me pongo a pensar ¿cómo, lo que es arte, ya sea canto, verso o música nos conecta con ese algo? Ese algo que ¡Ay! No vaya a ser el ser.
Entono a lo Cuco, y sonando el requinto de la intro de la canción Guitarras, lloren guitarras sale volando la soledad; y por allá, en las puntas y espigas del pasto del otro potrero se queda, como cuervo, agarrada, esperando malvada a regresar al rato, más allá a la noche que se me marchita el alma.
Pero ahora no; por ahora toda letra es Cósmica y es de pensar en ella. De cómo el cántaro de mi pecho está lleno de su luz.
A lo mientras, ya cantando, se entera el viento compadre, inspirado, abrazando contento a su mata de albahaca, susurrando mi sentir: » tengo una mujer atravesada en la existencia a mitad de ésta canción «. .
Que la nombro, que la escribo; y que ella… ¡Ay! Tan imposible.
¡Ay! Muchacha; cómo te siento en la cadencia desta canción. Cómo parpadea tu nombre por el ritmo de las cuerdas; y cómo, tu carita, se patencia en el color de los versos.
Tú sabes que tienes mirada de estrella, y que lejos, a tiempo y distancia, me sigues iluminando la existencia, incluso en medio de tal oscuridad.
Ya acaba la canción, y dice, en sus últimos versos:
Guitarras, lloren guitarras
Que ahí queda lleno de amor
Prendido, de cada cuerda,
Llorando a mares
Mi corazón.
Acaba la canción, ya toca escribirte, que sepas, que aunque estás tan imposible, yo siento que vienes por aquí a momentos, cuando el viento trae de las gardenias su fresco olor.
Desde algún rincón del sureste veracruzano.
Atte. Ya sabes quién.
[1] Adjunto aquí el link de la melodía con la que se invita a leer el texto https://www.youtube.com/watch?v=iDOZYz5Z1NE Y, abusando un poco de su interés, pueden incluso pasar vista y oído por esta versión hablada sobre la presente carta, y con música de fondo https://www.facebook.com/1070581639677705/videos/329283528352649